martes, 23 de octubre de 2012

LUCIERNAGAS EN MI CORAZON ... M.



Tengo en mi corazón una bola de cristal llena de luciérnagas.
Durante el año, suelo sacarla cuando el peso del mundo oprime mi alma, las observo y las noticias de la injusticia, malostratos, guerras y hambre, se esfuman de mi mente y mi mundo se transforma por encanto.

  El peso de la sinrazón humana, que viaja en el tren de la intolerancia, con los ojos cerrados al sufrimiento ajeno, mirando el centro de su egocentrismo, desaparece al contemplarlas, dando paso al mundo de mis sueños, donde cada una de mis luciérnagas que encarnan un alma humana, no sufren los males de la humanidad.

  La vida que me presenta cada alma, vive en un mundo de felicidad perpetua, no hay cárceles en este mundo tan especial carente de delitos, jamás un niño fue maltratado o sometidos a vejaciones o abusos, en donde cada una de mis luciérnagas, carecen de hambre o enfermedad y el fantasma de la guerra definitiva y la muerte, desapareció para siempre.

  Hoy con la cercanía de la Navidad, saqué de nuevo mi bola de cristal y pude sentirme realmente feliz, al contemplar de nuevo mis luciérnagas y poder soñar despierta, en la mas maravillosa fantasía de mi vida.

viernes, 12 de octubre de 2012

EL SOL POEMA.

El sol
A plena luz de sol sucede el día,
el día sol, el silencioso sello
extendido en los campos del camino.

Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,
con tanta claridad destinada
que llegaré a morirme de fulgor.

Y no divido el mundo en dos mitades,
en dos esferas negras o amarillas
sino que lo mantengo a plena luz
como una sola uva de topacio.

Hace tiempo, allá lejos,
puse los pies en un país tan claro
que hasta la noche era fosforescente:
sigo oyendo el rumor de aquella luz,
ámbar redondo es todo el cielo:
el azúcar azul sube del mar.

Otra vez, ya se sabe, y para siempre
sumo y agrego luz al patriotismo:
mis deberes son duramente diurnos:
debo entregar y abrir nuevas ventanas,
establecer la claridad invicta
y aunque no me comprendan, continuar
mi propaganda de cristalería.

No sé por qué le toca a un enlutado
de origen, a un producto del invierno,
a un provinciano con olor a lluvia
esta reverberante profesión.

A veces pienso imitar la humildad
y pedir que perdonen mi alegría
pero no tengo tiempo: es necesario
llegar temprano y correr a otra parte
sin más motivo que la luz de hoy,
mi propia luz o la luz de la noche:
y cuando ya extendí la claridad
en ese punto o en otro cualquiera
me dicen que está oscuro en el Perú,
que no salió la luz en Patagonia.

Y sin poder dormir debo partir:
para qué aprendería a transparente!

Hoy, este abierto mediodía vuela
con todas las abejas de la luz:
es una sola copa la distancia,
al territorio claro de mi vida.

Y brilla el sol hacia Valparaíso.